Yo estudié
contabilidad, y trabajé en diversas dependencias en esa área, pero diciembre de
1996 perdí el empleo con el cual pensaba llegar a jubilarme, por lo que fui
invitado por mi esposa, que es maestra, a continuar mis estudios para después
conseguir una plaza dentro del sistema de telesecundarias. Conseguí un empleo
fuera de la docencia, y empecé a
estudiar en la Normal Superior
de cd. Madero la
Licenciatura en Educación Media en el área de Ciencias Sociales y después de
dos años empecé a realizar suplencias en algunas telesecundarias.
Traté
infructuosamente durante los seis años que dura la carrera de conseguir una
plaza en ese sistema educativo, pero me fue imposible, durante los dos últimos
años de mi carrera laboré en la
Secretaría de Educación y Cultura, pero allí también hubo
recortes y me quedé sin trabajo.
Una vez concluido
mis estudios, en el 2002, unos amigos me dijeron que en Conalep necesitaban
maestros por lo que metí mis documentos y de inmediato me contrataron y allí
laboro hasta la fecha.
Cuando decidí
estudiar para maestro fue debido a que yo pensaba que tenía aptitudes, ya que
me hacía entender muy bien con mis hijos, a los cuales había enseñado a leer y
escribir y ayudaba a otros niños y jóvenes explicándoles de tal manera que
ellos pudieran entender. Además ya estaba cansado de la contabilidad, había
trabajado en ella durante casi veinte años, por lo escogí algo que no tuviera nada que ver
con números, y esta fue el área de ciencias sociales.
Pienso que el ser
docente implica una gran responsabilidad, porque además de guiar, enseñar y
formar a los jóvenes, eres un ejemplo y debemos ser congruentes, no podemos
pedir algo a nuestros alumnos si nosotros no lo hacemos. Pienso que para la
docencia se requiere vocación, ya que he visto docentes a los cuales no les
interesa si su alumno aprendió a no, ellos solo cumplen con dar sus clases y lo
demás no les interesa.
Como estudiante de
la especialidad he vivido gratas experiencias con mis compañeros al comprobar
que muchos han cambiado de actitud, además que me he dado cuenta de lo
importante que es la preparación del maestro, así como la huella que éste deja
en el alumno. En Conalep nos capacitaron para el desarrollo de las competencias
que debe alcanzar el alumno, pero nunca se nos dijo cuáles eran las
competencias que debía tener un docente para poder realizar su trabajo en forma
adecuada, hasta que inicié esta especialización comprendí la importancia que
tienen en nuestro desempeño en las aulas.
Ser docente es una
tarea difícil, pero ser docente en educación media superior es todavía más
demandante, significa un reto, pues los jóvenes de ahora tienen acceso a una
gran cantidad de información, por lo que obligan a sus maestros a documentarse
y a investigar más que en educación básica, y esto es bueno, ya que se eleva la
calidad y cantidad de los conocimientos de este nivel educativo, por lo que
también es motivo de gran satisfacción cuando los jóvenes finalmente alcanzar
los objetivos y obtienen un buen promedio.
Es muy
reconfortante y motivo de orgullo, cuando algún joven ya recibido y trabajando
te reconoce, te saluda y da las gracias por tu trabajo, eso no tiene precio, es
una satisfacción que no se puede comprar con nada y creo que muy pocos empleos
te dan este tipo de recompensas.
Obviamente existe
el otro lado de la moneda, con alumnos
que fracasan a pesar de los esfuerzos que como maestros realizamos, ellos nos
hacen sentir impotentes y en ocasiones hasta fracasados, porque no supimos como
orientarlos y sacarlos adelante.
Por eso es
importante seguir preparándonos, tener más y mejores herramientas para
mejorar nuestro desempeño frente a grupo, y así evitar en lo posible, que
tantos alumnos abandones sus estudios.
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